miércoles, 7 de marzo de 2018

De cansancio


Hay días que me acuesto rememorando las cosas que hemos hecho, amigos y amigas con los que compartí curiosas vivencias, y me duermo sin poder entender cómo lo conseguimos, o algo que en principio debería ser más sencillo, quiénes somos. 
La vida no era más fácil entonces que ahora, ni tampoco más sencilla. La gente se movía por lo mismo, aunque las cosas parecieran más reales. Entonces no existía tanta virtualidad, pero si la suficiente.

Hoy, después de hablar de economía con mi hijo, y de política española y catalana con mi compañera, he pensado sobre lo que mejor he sabido hacer y que todavía no he olvidado, e incluso mejorado con las nuevas tecnologías.
Curioso que tras tantos años de trabajo y de estudio, y con sesenta y seis años, lo que mejor domine sean artilugios para eliminar al prójimo y cosas que mejor no contar.
Eso de la política y de fingir lo que no soy, ya no está hecho para mí. Será los años, que me han cansado o gastado, que viene a ser lo mismo. Será que estoy harto, y que con el tiempo y la vejez he aprendido a valorar la verdad y a vivir con ella.